Todo comenzó una tarde cualquiera en el skatepark. El sol pegaba fuerte, la música sonaba desde una bocina vieja y las tablas golpeaban el concreto como tambores de libertad. Entre risas, caídas y trucos, uno de los parceros se quitó su gorro — era el primer diseño de Avershy.

Ese gorro empezó a rodar de cabeza en cabeza, de truco en truco, hasta convertirse en un símbolo. No era solo un accesorio: era una forma de decir “soy parte del movimiento”.

Hoy, esos mismos gorros —en rojo, negro, verde y vino— siguen representando lo mismo: autenticidad, estilo y actitud callejera. Cada color cuenta una historia distinta, pero todos comparten la misma esencia: la de Avershy, la marca que nació entre tablas, concreto y sueños reales.

 

Be yourself. Be street. Be Avershy.